Para los victimistas que se acomodan en su malestar

“Érase una vez una rana que saltó un día a una olla de agua hirviendo. Al instante pegó un salto para salir y escapar de ella. Su instinto fue salvarse y no aguantó ni un segundo en la olla.

Otro día, esa misma olla estaba llena de agua fría. La rana saltó dentro y nadó tranquila por el agua fresca de la olla, feliz en esa charca improvisada.

Lo que la rana ignoraba, es que el agua se iba calentando poco a poco. Así que al poco tiempo, el agua fría se transformó en agua templada. Pero la rana se fue acostumbrando y allí seguía, nadando plácidamente. Sin embargo, poco a poco, de forma gradual,  el agua subió de temperatura. Tanto, que llegó a estar tan caliente que la rana murió abrasada en la olla, sin que apenas se diera cuenta de que acabó siendo una rana hervida.”

(fábula del filósofo suizo-francés Olivier Clerc)

Existe cierta controversia en los textos que citan esta historia sobre la realidad experimental de este hecho, e incluso se cita un estudio de 1988 que explica que la rana regula su temperatura y se queda quieta y sin escapar si el calentamiento es menor de 0,02º/minuto. No he podido corroborar este dato, pero en cualquier caso la metáfora funciona igualmente.

La analogía de la rana hervida nos sirve en el ámbito de la salud, para entender el deterioro lento y progresivo causado por muchos malos hábitos: mala alimentación, falta de ejercicio o consumo de tóxicos (total por unos pocos cigarrillos al día…). Como sus resultados negativos tardan años en aparecer estos hábitos nos parecen inocuos.

En la psicología se puede aplicar como analogía en las relaciones de dependencia emocional o en los casos de violencia doméstica. Y sin ir tan lejos en cualquier situación en que creemos que estamos en nuestra zona de confort (nuestro aburrido trabajo actual o nuestras rutinarias relaciones personales, por ejemplo) y en realidad estamos siendo hervidos a fuego lento en nuestra propia (y ciega)  insatisfacción.

Un último ejemplo del uso de esta metáfora, pero muy de actualidad es en el ámbito medio-ambiental, ya que la humanidad se adapta a una situación de contaminación y calentamiento global de forma tan suave y progresiva que no tomamos conciencia de  sus consecuencias cada vez más devastadoras e irreversibles.

En palabras del propio Olivier Clerc

“En nombre del progreso,

de la ciencia, y del beneficio,

se efectúan continuos ataques

a las libertades individuales, a la dignidad,

a la integridad de la naturaleza,

a la belleza y a la felicidad de vivir.

Lenta, pero inexorablemente,

con la constante complicidad

de las víctimas, inconscientes,

o quizás incapaces de defenderse.”

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