Para los que no se cuestionan sus creencias
“Érase una vez un grupo de científicos que, para estudiar el comportamiento de los primates, encerró a cinco monos en una jaula. En el centro de la jaula colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo. Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos. Después de haberse repetido varias veces la experiencia, ningún mono se atrevía a subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos.
Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo. Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo con el que entró en su lugar. El primer sustituido participó con especial entusiasmo en la paliza al nuevo. Un tercero fue cambiado, y se repitió el suceso. El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos hasta que todos los monos de la jaula eran nuevos.
Los científicos observaron que los cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca una ducha de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentaba llegar hasta los plátanos. Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta: -No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así”
(relato popular basado en un experimento inexistente)
Esta fábula de los monos y los plátanos, que se repite incesantemente por los blogs y libros de autoayuda como un experimento científico que en realidad nunca se llevó a cabo, al menos en estos términos, constituye, sin embargo la prueba fehaciente de su validez como metáfora . Los monos del experimento son como esos cientos de personas que han reproducido una historia falsa sin dudar ni por un solo segundo de ella.
Y, efectivamente, el aprendizaje que extraemos de esta fábula-experimento es muy potente para entender cómo adquirimos nuestras creencias y construirnos nuestros paradigmas, muchas veces sin cuestionar el sentido y el origen de las mismas. No sé ni las veces que he llegado a oír a mis colaboradores y clientes la frase del final del relato: “Aquí, las cosas siempre se han hecho así” cuando les preguntaba la razón de sus hábitos y comportamientos. La inercia de los hábitos y la resistencia al cambio es el gran obstáculo a la innovación y al desarrollo en la empresa y en la propia vida.
Puede que el experimento de los monos sea falso, pero de lo que estoy seguro es que si alguien osara hacer el mismo experimento con humanos, probablemente el resultado sería el mismo del cuento y pocos se atreverían a ir en contra de la mayoría y subir la escalera. Somos animales de costumbres y ¡hay que ser muy valientes para cuestionar nuestras creencias!