Para tener paciencia y no desesperar esperando tu momento de crecimiento

“Érase una vez, hace mucho tiempo, dos agricultores que iban paseando por un mercado cuando se pararon ante el puesto de un vendedor de semillas, sorprendidos por unas semillas que nunca habían visto.«Son semillas de bambú.» Dijo el mercader.  «Son unas semillas muy especiales que vienen del Japón. Sólo necesitan agua y abono».

Los agricultores, movidos por la curiosidad, compraron varias semillas de esa extraña planta llamada bambú y, tras volver a sus tierras, los agricultores plantaron esas semillas y empezaron a regarlas y a abonarlas, tal y como les había dicho el mercader.

Pasado un tiempo, las plantas no germinaban mientras que el resto de los cultivos seguían creciendo y dando frutos y uno de los agricultores le dijo al otro: «Aquél viejo mercader nos engañó con las semillas. De estas semillas jamás saldrá nada». Y decidió dejar de regar y abonarlas.

El otro decidió seguir cultivando las semillas y continuó regándolas y abonándolas regularmente. Pero seguía pasando el tiempo y las semillas no germinaban.

Hasta que un buen día, después de 7 años de cuidados sin ningún resultado, cuando el agricultor estaba a punto de dejar de cultivarlas, se sorprendió al encontrarse con que asomaban unos brotes y el bambú había empezado a crecer con gran rapidez. En tan solo 6 semanas las plantas alcanzaron una altura de casi 30 metros.

¿Cómo era posible que el bambú hubiese tardado 7 años en germinar y en sólo seis semanas hubiese alcanzado tal tamaño? Durante esos 7 años de aparente inactividad, el bambú estaba desarrollando y fortaleciendo un complejo sistemas de rizomas que le permitirían sostener el veloz crecimiento que iba a tener después la planta.

El cultivador inexperto que pensó que la semilla no era fértil, y dejó de regarla y cuidarla, solo consiguió que  el bambú muriera y el terreno permaneciera yermo. El agricultor paciente logró una gran cosecha que durante muchos años le permitió conseguir una buena rentabilidad a sus tierras y vivir holgadamente.”

 (cuento zen)

Como biólogo, el bambú me parece una planta realmente especial. Es la única herbácea leñosa del mundo y tiene grandes capacidades de absorber CO2 por lo que se considera un material sostenible, además de tener unas características de dureza y flexibilidad únicas. Es cierto que desarrolla un gran crecimiento vegetativo bajo el suelo en forma de rizomas, lo cual le puede llevar varios años, antes de sacar los brotes aéreos y luego su velocidad de crecimiento vertical es espectacular, con un record de más de 1 m. al día en algunas especies, En el siguiente enlace de video se puede ver acelerado en “time lapse” cómo de rápido crece el brote de bambú. https://youtu.be/-aARFhjJ7EA

Como emprendedor, el ejemplo del bambú nos puede inspirar y animarnos a no desesperar cuando los resultados no son todo lo rápido que deseabas. La impaciencia nos hará abandonar antes de tiempo y la perseverancia se convierte una virtud fundamental para cualquier proyecto emprendedor.  

“Si no consigues lo que anhelas, no desesperes….Quizás sólo estés echando raíces.”

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